Me han recordado en “La rosa de los vientos” a la doctora Elizabeth Kubler-Ross, una pionera en el mundo de lo fronterizo. Impedida en una silla de ruedas durante los últimos años de su vida, y preparada sobradamente para el “viaje”, su cuerpo se negaba a morir. Su última frase fue, “voy a bailar en todas las galaxias”. La doctora Kubler-Ross se graduó en medicina en Zurich, es conocida como médico psiquiatra y por su trabajo sobre la buena muerte, toda su vida profesional giró alrededor de la muerte, es la autora del libro “Sobre la muerte y los moribundos”. Cuando en 1958 comenzó a trabajar en un hospital de Nueva York se horrorizó con el trato que daban a los enfermos terminales, según sus palabras “Eran evitados y abusados, nadie era honesto con ellos”. Ella, empezó a acompañar a los enfermos terminales y les escuchó. Desde entonces dedicó su trabajo a este tema escribiendo libros como “Vivir hasta despedirnos” “Los niños y la muerte” o su autografía “La rueda de la vida”. Recibió más de 20 doctorados honoríficos. En 1995 una apoplejía la dejó paralizada de su lado izquierdo, “soy como un avión que ha salido a la pista y no ha despegado, prefiero volver a la terminal o volar de una vez”.
Describió las diferentes fases por las que atraviesa un enfermo según va llegando a la muerte: negación, ira, negociación con Dios, depresión y aceptación. Ayudó a muchos familiares a encajar la muerte y a enfrentarse a la pérdida de un ser querido, explicó cómo apoyar a un moribundo, lo que debe hacerse y lo que debe evitarse. Reclamó el derecho de una muerte digna, aunque nunca estuvo de acuerdo con la eutanasia.
Al final de su carrera se interesó por las experiencias cercanas a la muerte, sirviendo como inspiración al conocido Doctor Moody. Me refiero a las percepciones del entorno que narran las personas que han estado a punto de morir o que pasan por muerte clínica y sobreviven. Desde las técnicas de resucitación cardiaca dichos testimonios han aumentado. Según estos testimonios que empezó a recopilar la doctora Kubler-Ross, cada ser humano está formado por un cuerpo físico y un ente inmaterial, conciencia, alma (llámalo como quieras). Lo más raro es que las experiencias cercanas a la muerte, y hay trabajos que apuntan en este sentido, no pueden explicarse completamente como alucinaciones. Kubler-Ross sugería que de alguna forma la mente y la conciencia pueden seguir activas después de que el cerebro se apague. Tras años de trabajo con enfermos terminales y miles de moribundos llegó a la conclusión que existe un más allá.Un apunte, si rechazó la eutanasia, entre otras cosas fue por que descubrió que las experiencias cercanas a la muerte de suicidas no eran tan “felices” como las de moribundos que morían naturalmente, digamos “a su hora”. Quizás no sea bueno rechazar la vida.
Describió las diferentes fases por las que atraviesa un enfermo según va llegando a la muerte: negación, ira, negociación con Dios, depresión y aceptación. Ayudó a muchos familiares a encajar la muerte y a enfrentarse a la pérdida de un ser querido, explicó cómo apoyar a un moribundo, lo que debe hacerse y lo que debe evitarse. Reclamó el derecho de una muerte digna, aunque nunca estuvo de acuerdo con la eutanasia.
Al final de su carrera se interesó por las experiencias cercanas a la muerte, sirviendo como inspiración al conocido Doctor Moody. Me refiero a las percepciones del entorno que narran las personas que han estado a punto de morir o que pasan por muerte clínica y sobreviven. Desde las técnicas de resucitación cardiaca dichos testimonios han aumentado. Según estos testimonios que empezó a recopilar la doctora Kubler-Ross, cada ser humano está formado por un cuerpo físico y un ente inmaterial, conciencia, alma (llámalo como quieras). Lo más raro es que las experiencias cercanas a la muerte, y hay trabajos que apuntan en este sentido, no pueden explicarse completamente como alucinaciones. Kubler-Ross sugería que de alguna forma la mente y la conciencia pueden seguir activas después de que el cerebro se apague. Tras años de trabajo con enfermos terminales y miles de moribundos llegó a la conclusión que existe un más allá.Un apunte, si rechazó la eutanasia, entre otras cosas fue por que descubrió que las experiencias cercanas a la muerte de suicidas no eran tan “felices” como las de moribundos que morían naturalmente, digamos “a su hora”. Quizás no sea bueno rechazar la vida.
1 comentario:
Hola.
He visto tu blog en el foro de la rosa de los vientos. Con tu permiso te enlazo al mio (amduat-sg1.blogspot.com), me pasarepor aqui mas veces :)
saludos
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