Dice el periódico digital Público.es el 13 de enero, “El Papa da la espalda a los fieles en una vuelta a ritos del pasado”. Habla la noticia de que la Iglesia retrocedió a 1965, a los tiempos preconciliares. Y es que Benedicto XVI lo hizo... dio la misa de espaldas a los fieles, según el rito tridentino. Aunque no lo hizo en latín sino en italiano para suavizar la cosa. ¿Dónde quedan 40 años de trabajos de los mejores liturgistas del mundo, que trabajaron para llevar a cabo una fantástica obra de reforma litúrgica, para acercar la celebración del misterio de Cristo a los fieles y que esos fieles entiendan lo que rezan en sus lenguas vernáculas? Quizás sólo es un pequeño gesto para los sectores más tradicionalistas, al fin y al cabo, el documento por el que autoriza la vuelta a la misa tridentina es un “Motu Propio” y no es ley. El Papa parece que no celebró la misa con el rito de san Pío V, sino con un misal publicado por Pablo VI que ofrece “la posibilidad de que el sacerdote celebre en ciertas ocasiones situado en el mismo sentido que los fieles subrayando que la oración de la Iglesia se dirige a Dios por medio de Cristo”.
Los que conocemos de antes al cardenal Ratzinger ya habíamos leído estas ideas en su libro “El espíritu de la liturgia” del año 2000 y no nos coge de sorpresa, él ya escribía sobre su preferencia de celebrar en el mismo sentido que los fieles.
Tengo dos reservas, está claro que este tipo de cosas tiene consecuencias ecuménicas para el acercamiento a los seguidores de Lefebvre, aunque no sé si ésto lo entenderán iglesias como la ortodoxa, la protestante o la anglicana. Por otro lado, me da un poco de miedo que si la finalidad es que la liturgia preconciliar deje de ser excepción y se equipare a la norma, las consecuencias pueden ser de división por las distintas sensibilidades y gustos que hay en las comunidades cristianas.
Detrás de este Motu Propio hay algo más que acercamiento a lefebvristas, hay movimientos nuevos en la Iglesia que tienden a recuperar formas tradicionales y que tienen bastante cacao mental sobre lo que es tradicional y lo que es simplemente una cuestión de adaptación a los tiempos.
Decía Chesterton que dentro de la Iglesia nos quitamos el sombrero, no la cabeza.
Los que conocemos de antes al cardenal Ratzinger ya habíamos leído estas ideas en su libro “El espíritu de la liturgia” del año 2000 y no nos coge de sorpresa, él ya escribía sobre su preferencia de celebrar en el mismo sentido que los fieles.
Tengo dos reservas, está claro que este tipo de cosas tiene consecuencias ecuménicas para el acercamiento a los seguidores de Lefebvre, aunque no sé si ésto lo entenderán iglesias como la ortodoxa, la protestante o la anglicana. Por otro lado, me da un poco de miedo que si la finalidad es que la liturgia preconciliar deje de ser excepción y se equipare a la norma, las consecuencias pueden ser de división por las distintas sensibilidades y gustos que hay en las comunidades cristianas.
Detrás de este Motu Propio hay algo más que acercamiento a lefebvristas, hay movimientos nuevos en la Iglesia que tienden a recuperar formas tradicionales y que tienen bastante cacao mental sobre lo que es tradicional y lo que es simplemente una cuestión de adaptación a los tiempos.
Decía Chesterton que dentro de la Iglesia nos quitamos el sombrero, no la cabeza.
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