sábado, 1 de marzo de 2008

¿Otros tiempos?


¿Eran otros tiempos? No estoy seguro. Es el sabor de los siglos lo que hace que perdamos perspectiva pero me atrevo a decir que el pasado que nos imaginamos en blanco en negro no es tan diferente a este presente en tecnicolor y pantalla panorámica. El hambre tiene muchos sabores, “no sólo de pan vive el hombre....” Los hombres que veían a Domingo de Guzmán en el s. XIII mancharse el dobladillo del hábito de barro tenían hambre de muchas clases, y no eran menos que los hombres de hipoteca, coche a plazos y vacaciones en Benidorm. Los héroes de la clase media también tienen hambre, no lo saben porque no pueden oír como rugen sus tripas, o no tienen oídos o es demasiado tarde para ponerse a escuchar, pero de todas formas se les nota en la cara, que es el espejo del alma. Es una cultura muy plural la nuestra, y los hambrientos de espíritu se lanzan en brazos de la herejía y la ciberesclavitud en pantalla plana. Hoy lo llamamos ateísmo, sincretismo, anticlericalismo, nihilismo, anticristianismo (hoy tan de moda). Santo Domingo de Guzmán nació (escuchemos la voz de Fr Delfín Castañón O.P.) en una “Europa llena de contradicciones, culta e ignorante, noble y pobre, religiosa y supersticiosa, fiel y herética” ¿a que me suena? ¿Estamos seguros de que eran otros tiempos? Santo Domingo llegó a la conclusión de que la solución era hablar de Dios a los hambrientos y a los equivocados, y que había que hacerlo para siempre, sin descanso, y para eso se aseguró la posibilidad de vivir en un eterno presente, su deseo era continuar su actividad en el tiempo, dando de comer constantemente a los hambrientos de espíritu. La orden dominica es la manera que tiene Santo Domingo de vivir para siempre, y vive para siempre dentro de hombres y mujeres consagrados a Dios, y a hombres y mujeres seglares, que no es más que una consagración al mundo creado por Dios y destrozado por su criatura más elevada y orgullosa. Hablar a los no creyentes, discutir con los que están equivocados, educar al hambriento de espíritu, y a veces remar contra la dirección que indican los báculos... ¿a qué nos suena? ¿estamos seguros de que el s. XIII y el XXI son tiempos diferentes?

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