lunes, 12 de mayo de 2008

Las calaveras de cristal





La próxima película de Indiana Jones, que promete ser tan taquillera como sus predecesoras, nos va a enseñar como el famoso arqueólogo aventurero busca una calavera de cristal maya. Hasta ahora, Indi había buscado cosas más normalitas, como por ejemplo el Arca de la Alianza o el Santo Grial, pero esta vez se pierde en la selva de Centroamérica en busca de esta particular pieza. Pero de qué se trata, qué es esto del cráneo de cristal.
En 1924, el explorador británico F.A. Mitchell-Hedges afirmó haber encontrado, por una casualidad del destino y de su hija Anna, en las ruinas mayas de Lubaabtum, en Belice, una espectacular calavera de cristal. La pieza era una réplica exacta de una calavera humana y tenía dientes y una mandíbula con movimiento. Lo misterioso estaba en que no se podía determinar la forma en que fue tallada por los escultores mayas. Nunca habían poseído la tecnología suficiente para ello. Pesaba 5 Kg., y estaba fabricada, tanto el cráneo como la mandíbula de una sola pieza de cristal de cuarzo puro. Para darle más misterio, anatómicamente, se trataba del cráneo de una mujer. El cristal de cuarzo con el que estaba tallada la calavera tenía un intenso brillo y presentaba un alto grado de dureza 7/10 en la escala de Mohs. Solo fundiendo el mineral, tallándolo con diamante o con un láser podría tallarse una pieza como esta. En 1970 se descubrió que había sido tallada en contra del eje natural del cristal y que no había rastro de la utilización de herramientas metálicas. La explicación más probable es que los mayas habrían tallado la calavera raspándola con arena durante 300 años, generación tras generación. El British Museum data la calavera alrededor del 1400 después de Cristo, los mayas que aún viven en Belice aseguraron a Mitchell-Hedges que la “calavera del destino” como así la llamaron tenía 3000 años de antigüedad.
Esta no es la única, se han encontrado muchas más, hasta doce.
Por ejemplo, soldados de México en la década de 1890 encontraron dos, guardadas en el Museum of Mankind de Londres y en el Trocadero Museum de París.
Es en el British Museum donde estas calaveras han sido protagonistas de extraños acontecimientos: repentinos desplazamientos de objetos o percepción de diferentes perfumes inexplicables. Fue el personal de limpieza del museo quien alimentó las creencias en los poderes de la calavera al cubrirla por la noche, por miedo, con un grueso paño.
Otra calavera de cristal expuesta en el Museo del Hombre de París es idéntica a las otras pero de tamaño más reducido.
La fama de truculentas y su misteriosa elaboración hicieron que las mentes más calenturientas imaginaran un origen extraterrestre a la calaveras. La respuesta más lógica es que los mayas las tallaron ellos mismos de alguna manera que ahora se nos escapa. Estas calaveras están cargadas de anécdotas, creencias y supersticiones, se les atribuyen poderes, y se creyó que podrían ser usadas para el ocultismo, lo paranormal o la ufología. Dice la leyenda maya que existen 13 de estas calaveras y que cuando todas sean descubiertas y asociadas transmitirán a los hombres todo el conocimiento del mundo. La unión de las 13 calaveras sólo podrá ser factible cuando los hombres sean moralmente íntegros. Lástima que de las varias calaveras encontradas hasta ahora al menos dos sean falsificaciones.






Qué es lo que yo pienso. En principio creo que se trata de, no ya un culto a la muerte, sino un culto a los muertos. Es el inicio de la creencia en un más allá donde sobrevive una parte de nosotros tras la muerte. De la misma manera que hay tribus no lejos de Belize, en Perú, donde se rinde culto a los restos momificados de los antepasados, e incluso en la fiestas familiares, esos restos son trasladados desde su tumba y llevados a un lugar preferente de la fiesta junto con los demás comensales del banquete. Intuimos algo en nosotros que supone la diferencia entre la vida o la muerte, y que luego llamaremos alma, y también intuímos que algo queda de los antepasados en sus restos mortales. En la mayoría de los casos lo que queda son los huesos, y ¿no es un misterio la enorme fascinación que despiertan los esqueletos humanos?, después de todo, es lo único que nos queda cuando fallece una persona. Obviamente falta desarrollar las elaboradas creencias de trascendencia que poseen culturas como el budismo o el hinduísmo, o la nuestra judeo-cristiana, de la que, gracias al Antiguo Testamento, conocemos cómo fue el camino histórico de la certeza de una vida tras la muerte. Las calaveras de cristal no son otra cosa que una elaboradísima representación de los muertos, quizás se trate de una persona difunta muy especial y de la que se intenta tener algo de ella a través de la representación de su calavera. El culto a los muertos es universal, todas las culturas saben que algo sobrevive de sus antepasados tras la muerte e intentan mantener la presencia de ese ser querido fallecido mediante sus restos. En todo el mundo esos restos mortales siguen representando a la persona fallecida. En Perú, los chachapoyas intentan mantener el contacto con sus difuntos mediante el culto a sus momias, en zonas de Asía, el difunto sigue "viviendo" en casa junto con la familia hasta que consiguen el dinero para pagar un funeral que le asegure un buen tránsito, mientras tanto, el cuerpo del fallecido está en su casa y es tratado como si estuviera vivo, incluso su viuda duerme con él. En Mongolia se han encontrado esqueletos completos tallados con piedra que indican una vez más el culto a los difuntos. En los tristes antentados terroristas contra los Judíos por suicidas islámicos, los enfermeros de las ambulancias recogen escrupulosamente todos y cada uno de los restos mortales desmembrados de las víctimas mortales, es muy importante para ellos que el cuerpo descanse en paz completo. Nosotros, seguimos rindiendo culto a los muertos. Guardamos los difuntos en los cementerios y acudimos a rezar por su alma allí, junto a sus restos mortales. Y seguimos venerando los cuerpos fallecidos de personas relevantes a través de sus restos. La piedad que despierta postrarse ante los restos momificados del Beato Juan XXIII, o ante los restos recién exhumados, momificados de forma natural, del padre Pío, es la misma, aunque de naturaleza distinta, que obtenían los fieles al partido comunista al desfilar ante la maltrecha momia de Lenin en la Plaza Roja de Moscú. Las calaveras de cristal no son obra de extraterrestres ni nada de eso, son una elaboradísima representación, para su culto, de los muertos. Nada más simple a la vez que fascinante.



Dejo un vídeo con bellas imágenes de estas calaveras de cristal aunque con las explicaciones que tanto les gustan a los fieles de la Nueva Era.







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