El milagro sobre un diácono de Boston atribuido al siervo de Dios Cardenal John Henry Newman permitirá su próxima beatificación, y me da pie para traerlo aquí y conocer un poco más a este verdadero genio y bendición de la Iglesia Británica. Someramente se puede decir que el Cardenal John Henry Newman nació en 1801 , fue admitido por la Iglesia Católica el 9 de octubre de 1845, fue ordenado sacerdote católico (era sacerdote anglicano) el 1 de junio de 1847 en Roma y lideró el Movimiento de Oxford que buscaba las raíces católicas de la fe en Inglaterra, siendo nombrado cardenal el 12 de mayo de 1879.
Es interesante su conversión al catolicismo. En un principio, él se ordenó pastor anglicano y llegó a considerar al Papa como un anticristo. Poco a poco, junto a los miembros del llamado movimiento de Oxford, Newman comenzó a argumentar que la doctrina de la Iglesia que se definía en el Concilio de Trento era compatible con los Treinta y nueve Artículos de la Iglesia Anglicana del siglo XVI. A partir de 1842 empieza a vivir en condiciones monásticas y escribe "Ensayos sobre el desarrollo de la doctrina cristiana". Newman se fue reconciliando con el credo y la liturgia católica gracias a sus estudios sobre la relación de la Iglesia Anglicana y la Católica. En 1843 publicó una retractación formal de todas la afirmaciones que años antes había pronunciado contra Roma. En 1845, rindiéndose a sus propios argumentos sobre la relación entre Anglicanos y Católicos Romanos, se convirtió al catolicismo. Fue recibido por la Iglesia el 9 de octubre de 1845 y ordenado sacerdote católico el 1 de junio de 1847. Le tocó vivir una época difícil, Juan Pablo II se refería a ella diciendo que Newman había vivido cuando las antiguas certidumbres se tambaleaban y los creyentes se enfrentaban con la amenaza del racionalismo por una parte y del fideísmo por otra. En un mundo así, continua Juan Pablo II, Newman estableció una síntesis memorable entre fe y razón. Newman sintió que Dios no hace nada en vano y afrontó las tribulaciones que el lugar de menoscabarle le reforzaron su fe en el Dios que la había llamado. De hecho tenía que lidiar con las críticas de católicos que le acusaban de una conversión no sincera y anglicanos que lógicamente no compartían su conversión. Newman fue un grandísimo intelectual, se puede decir sin miedo a equivocarse, que puso una importante piedra donde el Concilio Vaticano II debía apoyarse. Su conversión fue muy meditada, aunque no tuvo que hacer grandes cambios espirituales para pasar del anglicanismo al catolicismo. Ser cristiano es una de las características definitorias del hombre europeo se pongan como se pongan los irreligiosos y Newman se dio cuenta de ello en su profundización en el anglicanismo que le hizo llegar al catolicismo. Bajo toneladas de ideologías, convencimientos inamovibles y dogmática, subyace una única verdad, que Jesús de Nazaret es el Hijo de Dios vivo. Newman no se hizo católico por simpatía, sino por la convicción de que debía seguir la verdad estuviese donde estuviese, y en el catolicismo la encontró. Él mismo dijo que al abandonar la Iglesia Anglicana abandonaba todo lo que el amaba, el mundo en el que se había criado y en lo que había creído.
No es un secreto que Benedicto XVI, grandísimo intelectual, tiene entre sus devociones al Cardenal Newman desde sus primeros años de seminario en 1946. Si no contamos los mártires, Newman será el primer inglés elevado a los altares desde el s.XVI.
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