Desde su aparición el cristianismo no tuvo demasiada importancia en el mundo, la repercusión fuera de los propios cristianos fue mínima y no tuvo ninguna resonancia social. Se trataba de un grupo de personas que constituyeron una comunidad religiosa a partir de un personaje llamado Jesús de Nazaret y en continuidad con el culto judío ya existente. Pero las consecuencias de este pequeño acontecimiento han sido muy importantes. En principio dio origen a una nueva forma de contar el tiempo y fue el origen de una cultura. Sorprende mucho más si caemos en la cuenta de que en el inicio del cristianismo la comunidad estaba formada por modestos pescadores judíos. Incluso las consecuencias sociales son pequeñas si se comparan con las consecuencias religiosas. No es un paso más en la revelación de Dios a los hombres, es la intervención directa de Dios en el mundo y en el hombre, aceptar este hecho significa la reconstrucción del hombre. El monoteísmo ya existía dentro del judaísmo, eso no era nuevo, lo innovador es que Dios iba a tener a partir de Jesús de Nazaret otras repercusiones, otro sentido totalmente distinto. Dios es creador, es Padre de todos los hombres, y siendo Padre nos hace a sus hijos no solo semejantes sino hermanos. Además Dios es amor, la creación no es un acto de poder, sino de amor. La relación entre creador y criatura está colmada por un vínculo amoroso. La paternidad anula la distancia que puede haber entre Dios y el hombre. Dios se hace hombre, y el hombre participa de la vida divina.
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