Al final resultó que Stonehenge era un cementerio. Después de muchísimos años en los que estudiosos, científicos, iluminados, contactados por inteligencias extraterrestres o druidas del s. XXI aseguraban que el monumento megalítico más famoso del mundo era un observatorio astrológico, un aeropuerto para extraterrestres, un amplificador de la energía de la madre tierra o un centro de reunión de druidas celtas, etcétera, ha resultado que no, que en realidad era un cementerio. Parece que el lugar ya había sido un cementerio antes de que se levantaran los famosos bloques de piedra. Se han encontrado restos humanos de cientos de personas incinerados pertenecientes a una franja de tiempo que va desde el 3000 aC hasta el 2340 aC.
Que Stonehenge era un lugar para poner físicamente a los muertos era algo que los científicos no habían apreciado hasta el momento pese a que se habían encontrado desde hace años diversos enterramientos en las inmediaciones. Este hallazgo confirma la teoría de que había una conexión entre el círculo de piedras y el mundo de los muertos. La creencia en la otra vida está presente desde que el hombre es hombre, es más, me atrevería a decir que el hombre se ha convertido en ser humano gracias a su sentido de la trascendencia. Esta creencia está altamente consensuada en todas las culturas de todas las épocas, todas coinciden en lo fundamental, se puede decir que pensar en un más allá elevó las esperanzas de los primeros seres humanos. La pregunta por el más allá es quizás la más grande pregunta que nunca se haya hecho el ser humano, y desde luego, ha de ser respondida desde la fe, ya que empíricamente, nunca se ha llegado a aportar una solución satisfactoria tanto en un sentido como en otro. No puede ser afirmada ni negada pero sin embargo es algo que nos hace falta, es algo por lo que los hombres de todas las épocas han buscado para completar algo que nos falta en lo más profundo del corazón. Son muchos siglos los que nos separan de los constructores de Stonehenge, pero en realidad somos las mismas personas con los mismos anhelos.
Que Stonehenge era un lugar para poner físicamente a los muertos era algo que los científicos no habían apreciado hasta el momento pese a que se habían encontrado desde hace años diversos enterramientos en las inmediaciones. Este hallazgo confirma la teoría de que había una conexión entre el círculo de piedras y el mundo de los muertos. La creencia en la otra vida está presente desde que el hombre es hombre, es más, me atrevería a decir que el hombre se ha convertido en ser humano gracias a su sentido de la trascendencia. Esta creencia está altamente consensuada en todas las culturas de todas las épocas, todas coinciden en lo fundamental, se puede decir que pensar en un más allá elevó las esperanzas de los primeros seres humanos. La pregunta por el más allá es quizás la más grande pregunta que nunca se haya hecho el ser humano, y desde luego, ha de ser respondida desde la fe, ya que empíricamente, nunca se ha llegado a aportar una solución satisfactoria tanto en un sentido como en otro. No puede ser afirmada ni negada pero sin embargo es algo que nos hace falta, es algo por lo que los hombres de todas las épocas han buscado para completar algo que nos falta en lo más profundo del corazón. Son muchos siglos los que nos separan de los constructores de Stonehenge, pero en realidad somos las mismas personas con los mismos anhelos.
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