ESPAÑA AÑO 2020:
El actual modelo educativo hunde sus raíces en la crisis que sufrió la educación en España a principios de siglo.
Según el informe Pisa de 2009, España poseía el tercer peor sistema educativo del mundo, sólo delante de Burkina Faso y de una tribu de Venezuela que va por la selva en pelotas y se asusta de su propio reflejo.
Para testar si la educación era realmente tan mala, el entonces ministro de educación matriculó a un geranio en un instituto de Madrid sin decirle a nadie que era una planta. El geranio no sólo aprobó el curso, sino que en la actualidad es Concejal de cultura en Castellón.
A esta crisis se le sumó el boicot por parte de la derecha a la asignatura de Educación para la Ciudadanía, que acabó por movilizar a gran parte de la sociedad española bajo el lema: “Ser maricón no es una asignatura”.
El gobierno socialista se vio entonces forzado a eliminar dicha materia. A través de un gran pacto de Estado, se reformularon además todas aquellas asignaturas sobre las que pesaba la sospecha de contener una cierta ideología política. Así, en los libros de Historia, la Guerra Civil no la ganó nadie, al tiempo que dejaba de llamarse Guerra Civil para llamarse Discusión Nacional Subida de Tono.
Para 2013 la educación española ya estaba completamente libre de ideología tendenciosa, razón por la cual actualmente en España todo el mundo cree que descendemos de los monos, pero que a los monos los creó Dios en el sexto día del Big Bang.
En 2014 la OCDE saca a España del informe Pisa por considerar a sus ciudadanos, en palabras de su Secretario General, “demasiado estúpidos para nuestros baremos”.
En 2015 se corre la voz de que a varias promociones de ingenieros les aprobaron por buen comportamiento, lo que provoca que la gente deje de usar los puentes con el consiguiente caos circulatorio.
La crisis de la educación también tuvo sus consecuencias en el sector de la medicina. Esto quedó de manifiesto cuando, en 2016, el director del hospital Ramón y Cajal declaró: “Llevo toda la vida convencido de que un escalpelo era un pez, y me entero esta mañana de que es una especie de navaja, ¿puedes creerlo?”
La crisis de la educación en España alcanzó su punto álgido en 2019, año en que el Premio Nacional de las Letras fue declarado desierto y, a pesar de que los reyes esperaron más de una hora, desierto jamás se presentó.
Según el informe Pisa de 2009, España poseía el tercer peor sistema educativo del mundo, sólo delante de Burkina Faso y de una tribu de Venezuela que va por la selva en pelotas y se asusta de su propio reflejo.
Para testar si la educación era realmente tan mala, el entonces ministro de educación matriculó a un geranio en un instituto de Madrid sin decirle a nadie que era una planta. El geranio no sólo aprobó el curso, sino que en la actualidad es Concejal de cultura en Castellón.
A esta crisis se le sumó el boicot por parte de la derecha a la asignatura de Educación para la Ciudadanía, que acabó por movilizar a gran parte de la sociedad española bajo el lema: “Ser maricón no es una asignatura”.
El gobierno socialista se vio entonces forzado a eliminar dicha materia. A través de un gran pacto de Estado, se reformularon además todas aquellas asignaturas sobre las que pesaba la sospecha de contener una cierta ideología política. Así, en los libros de Historia, la Guerra Civil no la ganó nadie, al tiempo que dejaba de llamarse Guerra Civil para llamarse Discusión Nacional Subida de Tono.
Para 2013 la educación española ya estaba completamente libre de ideología tendenciosa, razón por la cual actualmente en España todo el mundo cree que descendemos de los monos, pero que a los monos los creó Dios en el sexto día del Big Bang.
En 2014 la OCDE saca a España del informe Pisa por considerar a sus ciudadanos, en palabras de su Secretario General, “demasiado estúpidos para nuestros baremos”.
En 2015 se corre la voz de que a varias promociones de ingenieros les aprobaron por buen comportamiento, lo que provoca que la gente deje de usar los puentes con el consiguiente caos circulatorio.
La crisis de la educación también tuvo sus consecuencias en el sector de la medicina. Esto quedó de manifiesto cuando, en 2016, el director del hospital Ramón y Cajal declaró: “Llevo toda la vida convencido de que un escalpelo era un pez, y me entero esta mañana de que es una especie de navaja, ¿puedes creerlo?”
La crisis de la educación en España alcanzó su punto álgido en 2019, año en que el Premio Nacional de las Letras fue declarado desierto y, a pesar de que los reyes esperaron más de una hora, desierto jamás se presentó.
(fuente: http://www.mimesacojea.com/)
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