lunes, 12 de mayo de 2008

Señora Flau Blucher


¿Qué les pasa a nuestros políticos? Quizás para ser político haya que desistir de ser normal y dejar que la mala uva amargue todo el racimo, porque ya se sabe, con amargura el amor es mucho más emocionante, o eso creen ellos. Ahora resulta que como en la película Igor ya no es Igor sino “Aigor”, y Frankenstein ya no es Frankenstein sino “Fronkonsteen”, ¿recuerdan a Gene Wilder y el Jovencito Frankenstein?, por cierto, la ministra De la Vega me recuerda a la ama de llaves Flau Blucher, una inquientante mujer que cada vez que se pronunciaba su nombre caía un trueno en la eterna tempestad de Transilvania y los caballos se agitaban aterrorizados en sus cuadras.
También en España, a la vez que los trasvases ya no son trasvases, o la crisis tampoco es crisis, la libertad de expresión es callarse si vas en contra del gobierno, la libertad de enseñanza es pasarse por el forro de los respetos la libertad de conciencia y enseñar lo que el gran hermano decida este mes lo que es verdad y obligar a olvidar lo que el gran hermano decida este mes que es falso.
El brazo tonto del PSOE, mi amigo Pepiño, ha decidido que para mejorar la libertad de expresión en el ámbito periodístico, en lugar de ampliar el abanico de ofertas informativas, la Conferencia Episcopal debe cerrar la COPE. Ya se sabe, todos vamos a ser libres y el que no quiera le obligaremos. También en Galicia se han propuesto hacernos libres dejando sin subvenciones a los colegios religiosos. Ya se sabe, si lo que vas a enseñar no es la verdad de este cuarto de hora o no es lo que al que lleva el bote le gusta, sencillamente, no se enseña. También la ministra De la Vega (truenos y relámpagos), a la vez que se saca fotos con polígamos, nos asegura que con la nueva ley de libertad religiosa quiere mejorar las cosas y quiere la igualdad entre los distintos credos. Ya! Y yo me lo creo. Por cierto, Señora De la Vega (truenos y relámpagos), ha dicho que quiere "proteger las creencias de todos, las de los católicos, por supuesto, pero también las de los musulmanes, judíos o evangélicos, y también las creencias de los que no creen”. Creencias de los que no creen... es la primera vez que leo que el ateísmo es una creencia.
En fin... España se retuerce desde hace siglos bajo aquella frase del Cantar del Mío Cid que nos define perfectamente: “Que buen vasallo si hubiera buen Señor”

No hay comentarios: